viernes, 25 de junio de 2010

Te encanta marearme

Domingo por la tarde, vuelvo de mi pueblo escuchando tu CD. Llego a casa y enciendo el ordenador. Para mi sorpresa, me saludas. Y hablas! Espera, no entiendo qué haces ahora. Me estás diciendo que has pasado el fin de semana sólo, que no sales con nadie, que tienes que estudiar. Y ahora me chantajeas emocionalmente diciendo que si no me acuerdo de ti. Definitivamente no te entiendo. ¿Qué narices quieres de mí?
Me había propuesto ignorarte, pero como tú esta tarde has tirado del hilo, voy a tensarlo yo. Te digo si quieres quedar el miércoles. Trabajas por la tarde y dices que es imposible. Dices que te encantaría y me llamas cosas como “conejita”, “Nuria”… que serás mío a partir del 15 de Mayo. No creo que yo pueda esperar tanto.
Son las 6 y me has zumbado. Vale que tengas poca conversación, pero ¿ya no me merezco ni un miserable “hola”?. Acabas de decirme que esta semana imposible verme por las tardes. Sin embargo, hoy también trabajabas por la tarde y a las 5 habías terminado. No quiero pensar…
Terminas de merendar, te piras diciéndome que cuando me pilles me harás polvo. Te digo que no soy un cacho de carne, que no me digas esas cosas. Tu respuesta: vale, pues no te digo nada.
Después de cenar me saludas otra vez. Hablas un poco de que estás yendo al gimnasio, preguntas si mi hermana está bien, dejas caer algo del Gel estimulador del Orgasmo. Vuelves a llamarme “amor”, me intentas rayar preguntándome cosas que ya sabes otra vez. Te pido que no lo hagas porque yo sola ya me rayo bastante, me dices que soy “tu pequeña cabecita loca”, me pides que te ponga la cam. No quiero, pero te la acabo poniendo. Te digo que el 90% del tiempo que hablo contigo me da la sensación de que te estoy molestando o agobiando; y tú respondes que no es así, que no me raye. Dices dos frases más y te largas.
Ya no sé qué hacer para captar de alguna forma tu atención. Obviamente nada me funciona. Nunca me dices nada, no sé si porque no te apetece, porque prefieres hacer otras cosas o simplemente porque tienes tan pocas luces que no eres capaz ni de hablar como una persona normal. O tal vez porque la Paranoicaempernida que te interesa no es la que habla. Ninguna de esas cosas es buena. Y sin embargo aquí estoy perdiendo el tiempo por ti. ¿Seré gilipollas?

No hay comentarios:

Publicar un comentario