martes, 27 de julio de 2010

Analfabetismo funcional

Año 2010, España. Tasa de alfabetización superior al 95% en población adulta.


Y las personas no saben escribir.
Además no saben expresarse.
No saben decir aquéllo que quieren decir.
Sólo consiguen algo similar a comunicarse, intercambiando información anárquicamente.


No pretendo ser cruel, elitista o exagerada. Es más, me considero bastante permisiva con mis interlocutores, sobretodo si la comunicación es vía mensaje de texto o mensajería instantánea.

Puedo comprender que no se utilicen tildes. Es pasable que haya confusiones entre el uso de B y V, amparándose en la proximidad física entre ambas en el teclado. No quiero pensar que es por ignorancia.

Entiendo que por economía digital se utilice "q" en lugar de "que".
Pero ¿"k"? ¿Qué sentido tiene? ¿Es porque mola más? ¿Es porque abunda poco en la lengua castellana y no quieren desgastar la tecla Q?
Si ni siquiera fonéticamente sería igual.
"Porq" = porque. "Pork" = porca. Y el súmmum "xk".
No voy a llegar al extremo de meterme con los que desconocen la diferencia de uso entre porque, por qué y porqué. Eso sí que sería cruel.

Pero hay un nivel mínimo y bajar de ahí es algo que no estoy dispuesta a tolerar. Simplemente hay cosas que a una le duelen en los ojos o le hacen estallar los tímpanos de tanto que rebotan en el interior de la cabeza.

Si no distingues entre "a ver" y "haber" mereces morir.

Si además, utilizas indistintamente "ahí", "hay" y "ay", la muerte debería ser agónica.

Si, no contento con eso, usas "tupper" en lugar de fiambrera y llamas "muffin" a las magdalenas... algún dios de la Real Academia debería concederte la inmortalidad para que todas las mañanas las águilas te arrancasen las tripas.

Si para más INRI en tus conversaciones de mensajería instantánea cada palabra es un icono y tus frases acaban siendo auténticos jeroglíficos, no se me ocurre castigo suficientemente cruel para paliar el daño ocasionado en mis retinas.

No voy a aleccionar a nadie sobre el uso de los signos de puntuación, porque yo soy la primera pecadora consciente de que abuso de ellos. Pero por favor, usad alguno. Lo justito para decir lo que realmente quieres decir y no lo contrario, que luego los malentendidos son mayúsculos.
Todos conocemos el típico ejemplo:
- "Si el hombre supiera realmente el valor que tiene, la mujer andaría a cuatro patas en su búsqueda".
-"Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer, andaría a cuatro patas en su búsqueda".


Por suerte, messenger tiene una hermosa tecla de "no admitir" para detener las torturas psicológicas a tiempo. La persona adulta que utilizaba todas las palabras en diminutivo y sustituía todas las S por Z, ha sido borrada de mi cuenta de messenger por el bien de mi salud mental.
"Yo no podía zeguir hablando azí todo el tiempito, me hacía pupita en loz ojitoz!!!!"

Pero por desgracia la cosa no acaba aquí. No contentos con hacer arder mis ojos con semejante lección de ortografía y semántica, las agresiones a nivel verbal oral continúan. Y en la vida real no existe el botón de "no admisión".

Podía comprender a la profesora de maternoinfantil que pronunciaba "seso" en lugar de "sexo". Lo mismo que a Torres cuando dice "Pesi". De algo tienen que vivir los logopedas, que son colegas.

Pero si vuelvo a oír a mi profesor de máster, un doctorado universitario, diciendo "contra más azúcar, más dulce" juro que me levanto de la silla y me marcho.

No estudio un postgrado para que me torturen de semejante modo.

Si es que contra más listos se creen, más cazurros demuestran ser.


Me ha dolido hasta teclearlo.

http://www.blogolengua.com/2009/08/faltas-de-ortografia-en-espanol.html
http://www.blogolengua.com/2010/04/haber-ver.html

sábado, 24 de julio de 2010

Píldoras de romanticismo

Odio el romanticismo. Me parece tremendamente empalagoso y artificial. Cuando leí "Crepúsculo" yo era partidaria de que Jacob se quedase con Bella, con tal de no leer más frases de Edward Cullen. No me extraña que sea vampiro, porque no tiene sangre.

Cuando una es la protagonista se ve desde otro ángulo, es bonito. Pero si eres una detractora de lo cursi como yo, no sabes qué responder. Entonces sueltas cualquier pedo mental y te conviertes en una spoiler de los momentos bonitos.

- Me encantan tus ojos.
- ¿Por qué?
- Porque tu mirada es única.
- ¿Única?
- Sí. Tus ojos son profundos y misteriosos, pero tu mirada es alegre. Es una combinación extraña. Y peligrosa.
- ¿Peligrosa por qué?
- Porque podrías mentirme sin palabras y te creería.
- También puedo mentirte con palabras y te aseguro que cuando lo hago me crees.

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- Quédate conmigo.
- ¿Vas a soportarme más de un mes?
- ¿Tú quieres que lo haga?
- No estaría mal. Yo me quedo mientras tú quieras.
- Entonces hasta siempre. ¿Vendrás conmigo?
- ¿A dónde?
- Al fin del mundo.
- Finisterre está en Galicia, cuando quieras vamos.

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- Vamos a la cama.
- No.
- ¿No te gusto?
- No. Me encantas.
- ¿Entonces...?
- Que tú quieres follar.
- ¿Y tú no? porque ese bulto en tus pantalones me da la razón...
- Yo quiero hacerte el amor.
- Hace 20 días que me conoces, tú no sabes hacerme eso.

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- Eres un sol.
- ¿Porque te caliento?
- No, porque sin tí no podría vivir.
- Entonces sobrevivir 24 años debe haber sido una odisea.


Lo siento por las devotas de las comedias románticas.
Me encanta, pero yo no me lo trago.
También lo siento por los devotos de otros géneros cinematográficos.

lunes, 19 de julio de 2010

Me siento culpable de sentirme culpable

Hasta el momento, he tenido contacto sexual con 12 hombres en toda mi vida. Teniendo en cuenta que durante 15 años fui virgen y después pasé otros 7 en dos relaciones de pareja, la decena de amantes que queda se me apelotona a razón de uno al mes. Y generalmente, llegan con la intención de quedarse. Por suerte para mi hedonitis crónica algunos son geográficamente inaccesibles y la mayoría pésimos amantes. No se me amontonan.

Soy una persona sexualmente liberada y de mente muy abierta, pero de conciencia condicionada a la monogamia por dos motivos: experiencia laboral y presión social. Si os preguntáis por qué mi trabajo condiciona mi vida sexual, seguro que a vosotros trabajar en una planta de Urología una temporada también os haría pensar muy mucho sobre la probabilidad estadísticamente aterradora de que algún desgraciado te contagie cualquier mierda. Aún usando preservativo. La vida real no es "Anatomía de Grey".

Respecto a la presión social, las mujeres somos así de estúpidas. Nos dijeron que debe haber algo más allá del furor uterino para entregarnos -entregarnos, ¡qué bonito! te ofrezco mi entrepierna envuelta en papel de regalo- y nosotras fingimos que nos lo creemos porque existe ese hombre ideal que merece tu reserva. Entonces llega el día en que descubres que no existe el príncipe azul y tú necesitas follar igualmente. Eso pesa en tu absurda conciencia y te hace sentir mal, sucia, rara, incomprendida y sola.

Por si toda esa maraña de sentimientos no fuese suficiente, ahora está de moda el libertinaje. Como buena moda, hay que seguirla para estar al día y encima nos tiene que gustar. Así que como soy una mujer moderna, me subo al carro de follarme a todo lo que se mueve y ¡oh, sorpresa! al mogollón de sensaciones se unen dos perlas más: te sientes utilizada y culpable. Y si te pareces un poco a mí, te sientes culpable de sentirte culpable por hacer lo que te apetece.

No sé qué pasará por las cabezas de las demás féminas, pero yo dedico bastante tiempo a buscar una explicación racional sobre qué es lo que me hace sentir pesar cuando el subidón del orgasmo desaparece y veo quién está en mi cama, porque no sucede siempre.

Hace poco pensé que muerto el perro, se acabó la rabia e intenté eliminar ese "quién" sustituyéndolo por "algo" pero han sido los 62 € peor invertidos de mi vida. Hombres del mundo, no temáis a la tecnología sexual. Por muy mal amante que seas, un ser humano es muchísimo mejor que el aparato más sofisticado que inventen los de Fun factory. Curioso que la empresa sea ale-manita, ¿no?

Volviendo a mi sentimiento de culpa, sé que tiene poco o nada que ver con el vínculo sentimental que me una al afectado. En ocasiones he llegado a sentirme tan cosificada por mis novios como por los desconocidos de un sólo polvo. Del mismo modo he estado igual de felizmente pletórica después de una noche haciendo el amor, que después de una buena follada en una noche etílica.

Una vez una bellísima persona me dijo que cuando tenga dudas sobre mis actos, piense cómo me harán sentir las consecuencias a los tres días. Lo que pasa es que yo soy incapaz de predecirme a mí misma y acabo haciendo lo que me apetece en ese instante, que dada mi pasmosa capacidad para la autoflagelación obviamente no siempre es lo mejor para mi salud mental.

En el fondo, creo que lo que me hace sentir mal es que me mientan. No soporto las mentiras. Para mí es absolutamente desquiciante que un tío que sólo quiere llevarme a la cama trate de camelarme diciendo que soy la mujer de su vida. Y se ve que esto es la norma hoy en día. Por si eso no fuera suficiente, cuando te quitas de encima (o de abajo) al lobo disfrazado de cordero te suelta eso de que al menos siempre quedará la amistad. Pero vamos a ver ¿qué amistad? ¿tú eres gilipollas?

También estoy convencida de que los hombres van de románticos porque es lo que se supone que debe abrirles el paso hacia la entrepierna de las mujeres. Mujeres que se hacen las estrechas porque es lo que se supone que debe abrirles el paso hacia los hombres adecuados. Hombres que se suponen adecuados pero no lo son. Y en este adorable círculo vicioso de suposiciones hay mucho corazón desvencijado y mucha ilusión perdida.


Respecto a mí, trece es un número precioso y me encantaría que el afortunado decimotercero me diese motivos suficientes para que no haya necesidad de un decimocuarto. Aunque pensé lo mismo del primero, del segundo y del tercero...

Llamadme ilusa.

domingo, 18 de julio de 2010

Tipos de pareja

En uno de mis ratos ociosos en los que mi avidez intelectual se nutre de Google y Wikipedia, he encontrado un artículo de una psicóloga chilena que define cuatro tipos de pareja según sus roles:

- LA ESPOSA ENAMORADA Y EL MARIDO FRÍO
- EL MARIDO BONACHÓN Y LA ESPOSA INFANTIL
- LOS “NI CONTIGO NI SIN TI”
- LA ESPOSA MATERNAL Y EL MARIDO DESAMPARADO

Esta última etiqueta me ha llamado la atención, porque mi propia madre me ha repetido hasta la saciedad que parezco la madre de mis novios. Ella lo dice porque me gustan los hombres delgados y yo soy más bien hermosa, pero obviando la apariencia física, sé que soy una acaparadora con mis parejas y eso encaja perfectamente en el rol de madre. He aquí el análisis.

"LA ESPOSA MATERNAL Y EL MARIDO DESAMPARADO (EL CUIDADOR Y EL ENFERMO)
Cuando se elige este tipo de pareja, el marido busca a alguien que lo cuide y lo regalonee como una madre y ella busca a alguien de quien preocuparse, cuidar y salvar. Ambos están de acuerdo en que ella será la madre y él se comportará como hijo. Él aparece como un hombre
cariñoso, más bien dependiente y poco competitivo y ella aparece como humilde, sin exigencias y con gran capacidad de sacrificio. Las mujeres suelen pertenecer a las profesiones “auxiliadoras” como las asistentes sociales, las enfermeras y los profesionales de la salud o “mujeres adictas a la relación” (Norwood, 1987).
Al comienzo, él desea ser acogido, protegido y cuidado por su esposa y ella está motivada a entregarle todo el cuidado que necesite, además de sentirse muy bien por hacerlo. Ella no desea nada y sólo espera ser compensada con el agradecimiento de su marido. Más profundamente, se trata de personas que se consideran poco queridas; él está tan necesitado de consideración y cuidado que se niega a ayudar y proteger a su pareja y ella compensa sus
temores de no ser querida y de ser abandonada emparejándose con un hombre que dependa de sus cuidados.
El conflicto sobreviene cuando él se niega a entregar reconocimiento por los servicios prestados por ella; cuando él aumenta las exigencias y/o cuando ella comienza a sentirse sobrecargada, agotada y comienza a desear o envidiar la situación que él vive. Ella sentirá envidia y celos por la dedicación y el cuidado que él recibe por parte de ella, y él se llena de sentimientos de culpabilidad y de rabia pasiva.
A mayor queja de ella mayor pasividad de él.
Este tipo de dinámica se da en las parejas en que hay un miembro adicto, en la cual ella asume el control de la familia, lo protege y siente que si lo deja él muere. La adicción del cónyuge le sirve para validarse en su indispensabilidad. Este tipo de pareja suele consultar cuando ella se ha aburrido o deprimido o cuando él se siente desautorizado o maltratado por ella. También consultan por infidelidad de él, lo que provoca fuertes sentimientos de traición en la mujer. Algunas veces cuando él alcanza autonomía económica busca otra mujer que esté libre para cuidar de él. Cuando la consulta es por dificultades sexuales, es por frigidez de ella o por inhibición sexual o eyaculación precoz de él. El conflicto suele aparecer después del nacimiento del primer hijo o cuando los hijos son adolescentes.

En relación a los objetivos terapéuticos es importante que ella se dé cuenta que la dependencia hacia él no es distinta, en lo absoluto, de la que él tiene con ella. Es necesario que él aprenda a desempeñar funciones de cuidador hacia ella y ella aprenda a sentirse vulnerable y pueda ser capaz de necesitar y recibir ayuda. Suele ser importante, a través de distintas técnicas, bloquear las conductas de control y protección de ella hacia él y ayudarlo a él a hacerse cargo de las responsabilidades que corresponden al desempeño de su rol."

Me pregunto cuáles serán esas técnicas. Tendré que replantearme lo de visitar a un loquero. Aunque conociéndome es más probable que estudie la Licenciatura en psicología para resolverme a mí misma. Ir a un psicólogo sería como pedir ayuda. Y eso me convierte en vulnerable.

http://www.terapiafamiliar.cl/web/UserFiles/File/Tipos_de_pareja_y_objetivos.pdf

sábado, 17 de julio de 2010

Las medias tintas

Tengo un problema con los puntos medios.

Para mí la vida es en blanco y negro, no existe la escala de grises, difuminados y sombreados absurdos. Como dicen en mi tierra: "Animalà o res". Vivo en una dicotomía constante.

En mi alimentación:
Si estoy a régimen, me alimento de agua y lechuga. Sin aliños. Sólo cuento calorías y mastico.
Si no lo estoy, me inflo a comida basura. Cualquier cosa con un envase de colores y muchos E-XXX en su composición es válida. Con mucha sal y muchas grasas trans.

En mi aseo personal:
Si estoy en plan dejada, una ducha a la semana y el mismo pijama pestilente son perfectamente válidos. Depilarse es considerado sacrilegio en esas etapas.
Si me entra la vena presumida, la sesión de chapa y pintura puede durar entre 1 y 5 horas sólo para ir a comprar el pan.

En mi avidez intelectual:
Si me obsesiono por cualquier tema, en una semana llegaré a acumular tal cantidad de información sobre ello que podría asesorar a los mayores expertos a nivel mundial. Puedes preguntarme lo que quieras sobre diabetes, gatos y sexo.
Si he de estudiar algo en concreto por obligación, leeré lo justo para conseguir hacerme una chuleta y aprobar. Por eso suspendí matemáticas toda la vida.

En mis amistades:
Si te has ganado mi confianza, te informo cada 5 minutos de los cambios en mi vida, te pregunto sobre cualquier decisión y tengo tu opinión en cuenta en todos mis actos. Doy mi vida por ti.
Si eres de los que sólo están cuando las cosas van bien, la única palabra que te dedico es "hola" y sólo si me resulta imposible fingir que no te he visto. La hipocresía se me atraganta.

En mi trabajo:
Si tengo un buen equipo médico, me anticipo y rozo el intrusismo profesional. De cara al paciente, me mantengo en un segundo plano y el mérito es de todos.
Si se han comprado el título sin merecerlo y esperan que los admire como seres superiores por ser enfermera, me limitaré a ser todo lo inútil que ellos esperan que sea. Amén por los pacientes.

En mis relaciones con los hombres:
Si estoy realmente interesada en alguien, sólo existe esa persona en el mundo hasta que me abandone. Ya comenté sobre esto.
Si sé que sólo es sexo, me valdrá con saber su teléfono y disponibilidad horaria. Cuanto menos sepa de él, mejor para mi salud mental. Conocer su nombre es por cortesía, no por gusto.


Mierda, estoy pensando demasiado sobre este último punto. Me cabrea mi relación con el mundo masculino. Mañana caerá otro post.

Mi neurosis y mi ciclotimia no ayudan en esto.
Soy altamente inestable para todo.

...un desastre.

Esperando

Estoy segura de que tengo muchos defectos, pero hay tres de los que soy perfectamente consciente. Virtudes de las que carezco por completo.

No tengo paciencia. Lo quiero YA. Esperar es un mal que no sé soportar. Por eso no me gustan los perros, ni los niños. Odio la gente que no responde a los sms. Siempre llego tarde a propósito porque si he de esperar a los demás, acabo marchándome sola.

No sé lo que es la fuerza de voluntad. Lo quiero FÁCIL. Soy genéticamente incapaz de hacer dieta y físicamente inválida para la abstinencia sexual. Me resulta imposible renunciar, sacrificar o posponer las cosas que me agradan. Soy una adicta a la serotonina fácil. El día que una misma persona sea capaz de darme chocolate y orgasmos, seré suya.

Desconozco la constancia. Lo quiero TODO. Soy una veleta (o como diría mi madre, un culo inquieto). No me malentendáis, por supuesto que tengo metas y objetivos en la vida. Mi problema es que son tantos que no sé en qué dirección focalizar mis fuerzas cuando las metas están en direcciones opuestas. Al final, acabo por no emprender ningún proyecto porque sé que no los terminaré.

Afortunadamente, para compensar tanto hueco virtual (entendiendo virtual como relativo a la virtud) me dieron una triple dosis compensatoria: Soy testaruda, obstinada y terca.

Siempre tengo razón, aunque no la tenga.

El problema es que me encanta llevar la contraria.

El día que veais mi esquela anunciando una muerte anticipada, probablemente es que alguien me dijo que no sería capaz de suicidarme.
Basta que me digan que no puedo hacer algo para que quiera.
Y siempre lo consigo.

viernes, 16 de julio de 2010

jueves, 15 de julio de 2010

No te quedes a dormir

Has llegado hace poco a mi vida.

Yo no quería dejarte entrar en ella, pero al parecer mi grado de alcoholemia no opinaba lo mismo y en la séptima cita compartimos saliva generosamente. Eso significa que pasé seis tardes contigo en las que tu aliento de fumador y tus (muy abundantes) problemas personales vencieron significativamente a tu atractivo físico, a pesar de mi estado de celo permanente.

No es amor y no creo que llegue a serlo nunca, pero tú necesitas tanto como yo alguien que te dé cariño, te abrace por las noches y te despierte con besos. Bonita simbiosis.

En este momento estás durmiendo en mi cama. No hemos follado y por supuesto no hemos hecho el amor, pero te has quedado a dormir. La idea es hasta romántica: amaneces con un tipo atractivo sin sentirte una zorra por haber vendido sexo por cariño. Parece un negocio redondo.

Pero si lo fuese, no estaría tecleando a las 5:00 de la madrugada mientras un hombre sexy y semidesnudo duerme en mi cama.

Dentro de un rato, cuando suene el despertador y veas que no estoy en la cama te diré que no podía dormir del calentón. En parte es cierto y tu ego masculino ni se cuestionará esa verdad irrefutable.

Pero la cruda realidad es esta: Cariño, roncas. Eres peor que un puto concierto de vuvucelas, joder.


Cuando era una zorra por lo menos dormía tranquila. ¿Dónde habré guardado el Diazepam?