miércoles, 30 de noviembre de 2011

La despedida

AGOSTO 2011

Empiezo a escribir esto hoy, diez días después de que me hayas echado de tu vida como si fuera un cáncer, como si no te hubiera dado nada bueno. Has cortado por lo sano y ya está. Adiós. Dices que ha sido una decisión reflexionada... bien, no lo creo. Pienso que no estás en condiciones de decidir y supongo que cuando acabes de leer esto me entenderás.

Antes no he tenido valor ni humor para poder pensar. He estado tan obsesionada con que tú estuvieras bien que no he podido centrarme en mí. ¿Puedes creerlo? Ya sé que no... Es absurdo, pero después de días de tanta angustia que no podía comer ni dormir, tan hecha zombi que me arrastraba, mi principal preocupación seguía siendo que tú estuvieras bien, porque estabas solo. Escribí a la gente que pensaba que te tiene aprecio para que no te dejasen sólo, para que te cuidasen, y a cambio de tantas molestias solamente recibí gritos. Terminaste de hundirme. Mi madre ha tenido que llevarme al médico, y éste al psiquiatra, que me ha recetado ansiolíticos. ¡Ansiedad! yo que soy más tranquila que una balsa de aceite... pero bueno, al menos he dejado de vomitar y consigo dormir más de media hora al día.


Que no te he ayudado... dices que me dejas porque te decepciona que me hayas pedido ayuda, según tú a gritos y durante meses y que yo no te haya ayudado. No puedes ser más egoísta dándome ese motivo, echándome en cara un argumento que no es más que una excusa, que es mentira y que además me haga sentir culpable. Nunca sabrás bien la agonía que me has hecho pasar con eso.



Repasa el último año y piensa cuánto he dado por esta relación y a cambio de qué. Me he entregado al mil por cien y no te he exigido nada más que el amor que tú querías darme. He confiado ciegamente en ti, en lo sentimental y en lo económico, y creo que tienes pruebas más que suficientes de ello. Parándome a pensar bien, apenas sé nada de ti. Sabía que hablar de tu pasado te hacía daño y al fin y al cabo íbamos a tener toda la vida para conocernos, no tenía prisa. Lo importante era que estabas a mi lado y yo hice todo lo que pude por compensar lo puta que la vida había sido contigo. Quería ser la mejor novia del mundo, una novia de campeonato. Todo lo que quisieras lo ibas a tener. Unos meses te hice feliz, te devolví la sonrisa y espero que fuese sincera. Pero está visto que darlo todo nunca es suficiente. No sé si me va a servir de algo en esta vida entregarme tanto por los demás. Al menos contigo no ha sido así.



Duele, pero mira bien dentro de tí mismo y baraja cualquier otra opción porque decir que me abandonas porque no te he ayudado no me sirve. Si me quieres como dices no es suficiente.



Puede que para tí me haya convertido en un lastre, que compartir contigo mi vida suponga para una carga con la que hayas decidido no seguir y por eso esta repentina despedida. Pero eso es lo que hacen las parejas, comparten sus vidas y en la vida siempre hay problemas. Aunque contándolos no se vayan a solucionar, la complicidad de la pareja hace que el hecho de compartirlos en sí mismo sea suficiente para aliviarlos. Pero para ti no. Tú no haces eso. Cargas tus problemas sólo a tu espalda y no los compartes con nadie, los cierras en tu caja fuerte y vas sumando peso. Eres demasiado altivo y orgulloso como para reconocerte a ti mismo que lo tuyo no es lo mejor, que tienes problemas. Y mucho menos ante los demás. Hasta que rebosas. Entonces dosificas con cuentagotas, mides cada palabra que dejas salir de tu boca y recuerdas al milímetro el detalle de cada sutileza para luego echar en cara que sí dijiste esto y no aquello otro. Esa es tu forma de pedir ayuda. Pero no todos tenemos esa memoria prodigiosa de la que tú gozas, otro lastre que te hace guardar rencor contra todo aquél que te rodea. Y echarnos en cara la imperfección es algo que pasa factura. Otro motivo para quedarte solo.



Puede que te sientas culpable, porque objetivamente te he estado manteniendo. Sé que eres consciente de ello y te duele. O tal vez no te duela, porque lo hayas estado calculando todo desde el primer día, analizándome como si fuera uno más de tus clientes. ¿Qué es lo que más te gusta de mí? y tú siempre respondías "que eres una buena persona". Mi ingenuidad más bien. Echando cuentas me debes alrededor de seis mil euros. ¿Eres en verdad un estafador que va engañando mujeres? ¿por eso aquellas chicas contactaban conmigo? ¿Por eso tanto empeño en que no me comunique con nadie de tu entorno? Puede que además tampoco odies a tu madre y en realidad seáis una especie de equipo de estafadores, al fin y al cabo ella también es una mantenida... ¿Era eso? Quédatelo todo, no quiero ni un céntimo. Pero para estafarme no era necesario embaucarme como lo has hecho, ya me tenías porque ¿recuerdas? soy una ingenua. No hacía falta pedirme matrimonio. No hacía falta enamorarme tanto. No hacía falta partirme la vida de esta manera.



Puede que, como dicen muchos, haya aparecido otra persona. Que te hayas cansado de tener la misma chacha, puta y banquera y hayas decidido de un plumazo cambiar. Es lo más fácil de pensar, pero yo no lo creo. Habría sido mucho más fácil decirme la verdad.



Personalmente creo que tienes un problema. Un problema de los gordos, de los que ya no alcanzan a resolver consejos de familiares y amigos. Aunque los tuvieras. Aunque toda esa pantomima de gente que te rodea y te acompaña realmente hubiera tocado tu corazón.

Has focalizado todo el estrés que venía de fuera en una serie de obsesiones y compulsiones. No podías controlar tantas facetas de tu vida imperfecta que algo tan absurdo como la limpieza de la casa tenía que ser perfecto, porque al menos sobre eso sí tenías el control. Sé que eres un tío inteligente y entiendes de psicología. No creo que ignores completamente que subyace un problema importante y que lo vas a arrastrar no sólo conmigo, sino con quien convivas. Me pregunto si también te pasó eso con Lorena. No te culpo y no te guardo rencor, porque pienso que de algún modo estás enfermo y has de recurrir a un profesional. Aunque claro, nunca lo vas a reconocer. Tu orgullo te lo impide, porque prefieres pensar que eso es lo correcto, que simplemente eres un poco perfeccionista, o que es tu carácter y no hay nada que hacer. Es más fácil que los demás cambiemos que reconocer que eres tú quien tiene un problema y tener que afrontarlo. En cualquier caso, estoy dolida porque no hayas querido luchar. Yo habría ido hasta el final contigo y lo sabes. Pensaba que me valorabas más... pero ahora ya da igual. Has tomado una decisión y la respeto.

Eres un orgulloso y eso lo odio, tanto orgullo que te autodestruye, tanta ufanería y tanta parafernalia. ¿Para qué te sirve? Te has quedado solo. De todas las relaciones que tienes en la vida ¿cuántas podrías decirme que son reales? ¿cuántas de esas personas te conocen, aunque sólo sea un poco? ¿a cuántos de esos extraños que te rodean has dejado penetrar de verdad en tu escudo? Me atrevería decir que absolutamente a nadie. No te dejas tocar. Eres un puto témpano de hielo y así no puedes vivir. Explotas. Ya te ha pasado, y estoy segura de que no es la primera vez. Y no va a ser la última. Tienes un problema con la gente, y no son ellos sino tú. No puedes estar continuamente exigiendo cuando tú apenas das y vives alejado dentro de tu armadura de orgullo y perfección. Te vendes muy bien y lo sabes. Rozas la psicopatía, te aprovechas de cuanto te rodea y en cuanto te decepcionan lo descartas. Echas a todo aquél que logra acercarse a tu corazón, no sea que te consiga tocar. Las personas no somos de usar y tirar. Una vez me dijiste que sabías que yo no era como me mostraba. Yo sé que tú tampoco lo eres.

Déjate querer.
Pide ayuda.

No sé si entenderás hasta qué punto me duele tener que decirte todas estas cosas, lo último que quiero es que te enfades conmigo y perderte para siempre, pero necesito que abras los ojos. Comprendo que vas a enfadarte, que probablemente te tomes todo a rise y lo ignores y que todo esto termine en la basura. Sin embargo me gustaría que te hiciera reflexionar y que guardaras esta carta para releerla cuando haya pasado un tiempo y tengas la perspectiva suficiente para analizar las cosas. Sobretodo la última parte.

Sabes que puedes contar con esta ingenua para lo que haga falta. Como siempre.