miércoles, 30 de junio de 2010

Desengaño


desengaño.
1. m. Conocimiento de la verdad, con que se sale del engaño o error en que se estaba.
2. m. Efecto de ese conocimiento en el ánimo.
3. m. Palabra, juicio o expresión que se dice a alguien echándole en cara alguna falta.
4. m. pl. Lecciones recibidas por experiencias amargas.


Hoy no tengo ganas de escribir más.

martes, 29 de junio de 2010

Sobre la mala memoria

Tengo un problema serio con el funcionamiento de mis neuronas.

Si no me queda papel higiénico será imposible para mi recordar que tengo que comprarlo, con el desastre que eso implica la próxima vez que haya que visitar al señor Roca.

Sin embargo, cuando me interesa un tipo soy capaz de guardar un montón de información inútil en un tiempo récord. Con un mes me basta para que en mi cabeza haya datos como su nombre completo, color de ojos, estatura exacta, fecha de nacimiento y horóscopo, profesión actual y anteriores, qué ropa llevaba el día que nos conocimos, número de calzado, dirección postal y de msn, nombre de familiares y amigos cercanos, canciones favoritas, aspiraciones en la vida, aficiones, horario de trabajo, modelo de coche y matrícula, número de teléfono, estilo en el vestir, cómo besa, cómo coge el cubierto al comer, qué calzoncillos llevaba la última vez que nos acostamos (y otros detalles sexuales), todas las cursilerías que dijo para camelarme y todas las excusas que inventó para abandonarme.

Cuando lo único que quieres saber de esa persona es que estaría mejor muerta, tener buena memoria es una putada. Solamente hay una cosa equiparable a la agonía de sus recuerdos: su olor entre mis sábanas.

Pero para el cerebro no hay lavadora.

Los grupos de Facebook

Todavía recuerdo cuando hace unos meses estaba tremendamente aburrida en casa de mimujer, en uno de esos ratos muertos en los que no sabes qué hacer. Ella dijo: estoy tan aburrida que empezaría una partida de Jumanji.

Obviamente la frase provoco que me descojonase viva y le pregunté de dónde había sacado semejante ocurrencia. Mimujer me explicó que hay una serie de grupos Facebook a los que la gente se une por afinidad política, de ocio o simplemente porque muchos de ellos son graciosos. La mayoría han sido creados en noches con alto contenido etílico, pero bueno eso es arena de otro costal.

Por aquél entonces lo único que yo conocía del Facebook era que mi madre estaba tremendamente enganchada al famoso Farmville (y lo sigue estando). A mí se me movió el cuerpo y creé una cuenta para cotillear las ocurrencias ajenas, consuela bastante saber que no soy la única que padece de pedos mentales. El resultado fue que en menos de una semana ya me había unido a más de 400 grupos de lo más variopintos.

Algunos, por su extremada iluminación, merecen una entrada completa en el blog y seguro que la tendrán más adelante.

Los grupos de Facebook son los refranes del siglo XXI: una pequeña mina de sabiduría popular.

sábado, 26 de junio de 2010

Culpo a Disney de mis altas expectativas en cuanto a hombres

Encontré ese grupo en Facebook y me dio que pensar.

Yo, como otros tantos niños crecidos en los 90, pasé media infancia viendo películas de Disney.

En ellas, la protagonista se siente desgraciada de sus circunstancias y espera abnegada a la llegada del príncipe salvador.

Da igual si la ha de despertar con un beso, probarle un zapato de cristal o rescatarla de entre los muertos. El príncipe llega, la salva y todo es maravilloso por los siglos de los siglos. Y encima, cantando.

Tú eres una niña y como nadie se ha molestado en decirte que la vida real no es así, te lo tragas todo y pasa a formar parte de tu subconsciente.

Llegas a la edad del pavo y empiezas a interesarte en esos compañeros patilargos, barbilampiños y llenos de acné que te rodean. Te llevas una ligera decepción (¿dónde están esos príncipes buenorros?) pero como también te han enseñado que la belleza está en el interior no te preocupas. Todos somos especiales, qué bonito.

Tú no te das cuenta, pero tu cerebro está salpicado de princesas Disney y sin saberlo, tienes la sólida convicción de que algún lugar del reino hay un caballero de sangre azul matando dragones para llegar hasta ti.

De repente conoces a pseudopríncipe: es guapísimo, buena persona, te adora y sabe dar unos besos que son infinitamente mejores que todos los que habías ensayado con tu brazo. Ya estás haciendo planes de boda porque sin duda es tu amor verdadero. Pero tiene un sólo defecto y es que cada vez que te mira se te derrite el cerebro y eres la única que no se da cuenta.

Un día sales de tu cuento medio milisegundo, te miras al espejo y descubres que llevas una cornamenta que ni el padre de Bambi. Se destapa la cruda realidad: tu príncipe es más bien verde y en lugar de matar dragones va montando lagartas.

Y la que se pone azul eres tú.

viernes, 25 de junio de 2010

Muerte por kiki

Alargo la mano desde la cama y enciendo el ordenador, ya es algo automático: mi portátil pasa las mismas horas encendido que yo despierta. No estás en Messenger. Lo dejo abierto y cierro los ojos. Me duermo viendo aparecer varias veces las ventanas que anuncian cuando alguien se conecta. Ninguna eres tú.
Son las tres de la tarde. Me siento en la cama, miro el portátil y está conectada "mimujer". Hablamos un buen rato, me escucha y me aconseja, durante horas. Hablo con ella de nosotros. Hay veces que no sé qué haría con mi vida si no hubiera otras personas que me ayuden a encauzarla.
Aparece la ventanita: “Elcura se ha conectado”. Sonrío.
Estás trabajando, así que espero a que saludes. Tienes una entrevista de trabajo esta tarde, te desearé suerte aunque sé que no la necesitas. Me llamarás para vernos esta noche.
17:45 h Tic tac. Espero tu llamada. Tic tac. Me pongo una película para matar el tiempo.
Se hace tarde y sigues sin conectarte, qué entrevista más larga. Quiero verte hoy, pero no me da la gana buscarte. No voy a llamar. No pienso llamar. No, tampoco quiero mandarte un mensaje. Pongo la alarma a las 18:30, es mi hora tope. Si no contactas conmigo a esa hora, haré mis planes sin ti.
Suena la alarma. Vale, te mandaré un sms… menuda fuerza de voluntad.
18:33 h Sms enviado.
18:42 h …
18:49 h …
18:50 h …Ring, ring! Tus amigos no salen. Sonrío.
Te desconectas del msn. Calculo que a las 20:00 h llegarás a casa. ¿Me arreglo? Venga, voy a ponerme mona. Enciendo la música, ordeno mi habitación, hago la cama. ¿Hacer la cama? No recuerdo cuándo fue la última vez que hice esta cama… si me paso el día dentro.
Me veo bailando reggaetón en el espejo y me descojono sola. Qué poquito cuesta. Con mis contoneos latinos, decido que estoy suficientemente sexy en pijama, así que me limito a peinarme y asearme. Me sobra tiempo.
Subo y bajo por el pasillo de casa pensando qué pasará hoy. Me quito la camiseta, recoloco el sujetador para ver cómo quedan las gemelas… suena el timbre, qué oportuno. Mientras subes la escalera vuelvo a vestirme. “Ya abro…”
¿Con chaqueta y camisa? Joder, sabía que lo del pijama no era buena idea. Qué guapo. Me pongo tontita de los nervios y no sé si llevarte a mi habitación o al comedor. El reggaetón sonando por el pasillo me recomienda huir hacia el comedor. Dejas los trastos en el sofá. Me siento, hablas. Tienes unos ojos… céntrate Paranoicaempedernida, todavía no.
Tienes hambre y salimos a cenar. Me pongo la camiseta más escotada que tengo sin llegar a la indecencia, sólo falta ponerme un luminoso. “Abierto 24h”. Miras y me acuerdo del anuncio de la tele. Menos mal que estamos en público, si hubiera sido en casa te las daba de postre. Pido la cuenta tras ser ignorada varias veces por el chino. Pagamos. ¿Piensas levantarte de esa silla algún día?
Llegamos a casa de nuevo. ¿Lo violo ya?
Sonrío porque tú también estás nervioso, va a ser diver. Hacemos el tonto con el ordenador.
Comentas el tema preservativo. ¡Aleluya! pensaba que ya te olvidabas del tema. Bajamos al coche a por lo necesario. Nota mental: ten unos cuantos en casa siempre. Otra vez estamos en mi habitación. ¿Y ahora?
Pues ahora nada, vuelves con el ordenador. No sé si tengo que dejar de ser “tan” sutil.
La habitación es pequeña. La cama ocupa cerca del 45% del espacio. Es de lógica, tarde o temprano coincidiremos sobre ella. Llegado el momento, te abrazo y te beso. Un poco más y me haces rellenar una instancia solicitando permiso de acercamiento. Qué difícil es invadir tu espacio personal. ¿Será cosa del aura informática?
Recuerdo mi manzanita Apple. Me acude una imagen mental de Eva devolviéndole la manzana mordida a la serpiente. Adivina qué especie de serpiente.
El resto… ya lo sabes. Ha estado bien. Ha sido gracioso, pero tengo que controlar mis fugas mentales. Una muerte por kiki no puede tener lugar si el susodicho muere antes de risa.

"- Hombres extraños ¿Tenerlos en vuestro planeta?
- Me temo que sí…
- ¿Para qué servir?
- Bsbsbsbsbsbs….
- ¿Referirte a echar kiki? Nosotras oír que hombres usarse para echar kiki, pero sólo poder basarnos en antiguas leyendas y suscripción a Cosmopolitan
- Para vuestra información, yo puedo ser usado para echar kiki…
- ¡Silencio! ¿Querer morir como antiguos hombres que visitar Amazonia?
- ¿De qué murieron?
- Destrozar pelvis
- ¡Sí! Gracias Señor todopoderoso…
- Tras muchos mujer-cálculos, yo Mujerador decidir el destino de los hombres. ¡Mujerador condenar a muerte por kiki! Muerte a los hombres, muerte por kiki.
- Adiós amigos, nunca pensé que moriría así… ¡pero no había perdido la esperanza!"

Se me empieza a ir la pinza

Me sorprendo de nuevo pensando en ti durante mis horas muertas.
Soy consciente de que a pesar de las horas invertidas en conversación, seguimos siendo unos desconocidos. Sin embargo, eres un desconocido con el que siento que puedo compartir mis pensamientos más profundos, ese lado místico que hoy en día la gente se avergüenza de mostrar o ni si quiera se han planteado tener.
Me encanta hablar contigo. Es como conversar con una parte de mí. Es como pensar en voz alta, me ayudas a conocerme a mí misma. Y quizá es eso lo que nos une, pero a su vez nos separa. Si te veo como parte de mí misma, es inexorable que me sienta atraída y no quiera perderte, pero la conclusión lógica es que nadie siente amor erótico hacia uno mismo.
No obstante, tú eres un hombre y yo soy una mujer. La sexualidad de ambos es algo que existe y late en nuestro interior. A veces empuja por mostrarse y nos puede llevar a situaciones comprometidas que luego no sabemos resolver. Es un conflicto psicológico entre el instinto y la razón. Intentamos tener relaciones sexuales y no pudo ser. Sé que te gusto como mujer además de como persona. Soy consciente de que despierto ese deseo en ti. Sin embargo, la idea de que tú me veas como una hermana me resulta molesta. Mi Yo se encuentra en un conflicto demasiado grande como para resolverlo por mí misma: por una parte mi Ello está profundamente ofendido de no resultarte eróticamente deseable, y por otra mi Superyo está orgulloso de que alguien haya sabido ver en mi algo más que un pedazo de carne capaz de producir orgasmos. El problema es que Yo estoy mucho más cerca del Ello que del Superyo.
Bajo mi punto de vista, creo que simplemente fue un gatillazo. Por algún motivo del que tú eras o no consciente, tu cuerpo te jugó una mala pasada y tú trataste de justificarlo como un exceso de confianza. También pensabas que podía ser una falta de amor, del que tú dependes para tener sexo. Yo prefiero dejar abierta la opción de que algún día podrías enamorarte de mí y consecuentemente hacerme el amor. Esta idea me seduce bastante más que tu fraternalismo (¿o debería decir paternalismo?) Como alguien dijo una vez, pa dos besos ya tengo a mi madre.
Yo quiero pensar que tú querrías enamorarte de mí, aunque es evidente que enamorarse no es una elección consciente. Lo que sí has elegido es seguir quedando conmigo. Hablando, conociéndome, ayudándome a acercarme cada día más a mi Superyo. También has elegido darme tu cariño. Aseguras ser una persona fría y distante, mas conmigo te muestras cercano y no rechazas ninguna de mis muestras de cariño. Me coges, te acercas, me miras… y no solo me miras, me VES. Y me besas. Sobre todo me besas. No es un beso propio de ágape. No es un beso de hermanos.
Me gustaría poder verte esta semana. Hablar contigo, matar todas estas ideas que tienen mi cabeza ocupada con tonterías en mis ratos ociosos. “Si tiene que pasar algo, pasará” dijiste.
La verdad es que yo disfruto fantaseando. No puedo evitarlo, me encanta. Es como cuando le preguntas a un niño qué quiere ser de mayor y no te responde con un simple “me gustaría ser bombero”. Ellos entran en detalles, saben qué harán, cómo y cuánto van a disfrutarlo. Algo parecido es lo que me ocupa la mente. Nunca me han gustado especialmente los niños, ni el matrimonio, ni la Iglesia. Sin embargo, desde que compartes conmigo tu punto de vista sobre esas cosas no podría estar más de acuerdo: los niños son vida, el matrimonio es sagrado y la Iglesia un modo de compartir y llegar a la felicidad. Ojalá yo pudiera verlo tan claro cuando tú no estás. La verdad es que me recreo pensando que algún día seré una madre devota, entregada a su familia y sus quehaceres. Más allá de mis éxitos profesionales, la vocación de cuidar siempre ha estado en mí y sé que ver la sangre de mi sangre creciendo y formándose como una persona diferente es algo que llenaría mi vida. No se me ocurre una forma mejor de demostrar mi amor por un hipotético marido que darle un hijo. Una criatura que fuese la mezcla perfecta de ambos y una muestra sólida, viviente, del sentimiento más intenso.
Y todo son ensoñaciones. Y sé que queda muy lejos. Pero aún así, me gusta verte como padre de mis hijos, imaginarme pasando por el altar (tu altar), compartiendo un “sí quiero”, en el paritorio dándonos la mano y en el lecho de muerte compartiendo el último hálito de vida.
Qué tonto puede parecer todo, pero es muy grande.
Sé con toda seguridad que no estamos enamorados y que es muy probable que no lleguemos a estarlo nunca. Pero esto es hermoso, esta ilusión me da esperanza. Es el síntoma de que mi alma sigue viva, que en mis latidos van acompañados de sentimientos y que sigo respirando ganas de amar a pesar de todo el sufrimiento. Soy una especie de masoquista sentimental. Sé que cuanto más alto me lleven mis sueños más grande será la caída y mucho mayor el dolor, pero no me importa. ¿Qué sería de mí sin estos sueños? ¿Qué sería de esta ilusa si se viera forzada a vivir sin ilusiones? Sé que esto acabará trayéndome dolor, pero simplemente no quiero verlo. No voy a prohibirme sentir, porque ya lo he hecho y no sirve para nada. Forjarme un escudo de indiferencia me trae el mismo dolor y además me impide disfrutar de los pequeños momentos felices. No voy a resignarme a mi vacío, por mucho dolor que implique llenarlo. Llenarme.
Y ahora, te guste o no, estoy empapándome en ti. Me encantaría poder terminar este texto con dos palabras mágicas, esas que todo el mundo quiere escuchar siempre. Esas que han causado guerras, enfrentado pueblos y llenado más libros y canciones que ningunas otras. Sé que ahora no tienen significado en mi boca, que son una mentira. Pero es una mentira hermosa y hace tanto tiempo que no suena en mi voz algo hermoso que mis labios lo piden, mis manos lo ruegan y mis noches lo imploran. Sé que es absurdo y probablemente no tiene sentido para ti, pero necesito soltarlo. Sé que ni si quiera tiene sentido para mí misma, intentando razonarlo. Pero ¿sabes? La razón no me ha hecho feliz hasta ahora y tengo unas ganas inmensas de ser feliz en este momento. Lo necesito. Te quiero.

Una distanciada primera cita

Llega el viernes, me recoges en casa y creo que es la primera vez que soy yo quien espera a mi cita y no a la inversa. Me acerco a tu coche y sales de él para recibirme, pienso que es un bonito detalle. Hablamos de cualquier cosa, te pregunto dónde vas a llevarme y me dices que confíe en ti. Llegamos a la zona nueva del puerto, aparcas y paseamos hacia una especie de “chill-out” con vistas al mar. Como la terracita está llena, seguimos paseando un buen rato hasta que se acaba el espigón y llegamos a la playa. No hay intentos de acercamiento. Alguien te llama por teléfono y yo aprovecho para sentarme, estos tacones me están matando. Nos quedamos mirando la gente pasar, hablando de tu trabajo, de los niños y de mil cosas que se te ocurren. Pasa una pareja de ancianos cogidos de la mano y pienso que es la viva imagen del amor. No puedo evitar imaginarme… menuda cabeza loca, es muy pronto para todo eso.

Se hacen las 21:00 y me preguntas dónde quiero cenar. Como mandas tú, te dejo elegir. Acabamos en "centrodeocio", sentados en la zona de no fumadores (parece que odias el humo tanto como yo) y compartiendo un menú para dos que insistes en pagar tú solo. Muy caballeresco, pero no soy de ese tipo de damas. El amor cortés es algo demasiado retro para mi gusto, no necesito que nadie me rinda vasallaje.

Terminamos la cena y decides que no vamos a tomar postre. Vaya, gracias por preguntar. En fin, como pagas tú no voy a exprimir tu crédito. Nos dirigimos hacia la cartelera a ver si hacen algo interesante en el cine. Por fin una pequeña intención de conseguir intimidad.

Entramos al recinto de los cines y a petición tuya nos sentamos en el minúsculo sofá que hay en la entrada de la sala. Seguimos hablando, riendo y manteniendo las distancias en la medida que el sofá lo permite. Va a comenzar la película, ocupamos nuestras butacas y tú sigues manteniendo la compostura y la frialdad de un témpano. Tendré que sacar la artillería pesada.

Se acerca la una, yo tengo mis picos hormonales y tú lo sabes. De hecho, me recuerdas qué hora es buscando mis reacciones. Te vas a enterar de lo que es la comunicación no verbal. Me revuelvo en el asiento, me descalzo y me expongo. Dejo mi mano en el reposabrazos con el dorso de la muñeca bien a la vista. Mi mente grita: tócame.

Un hombre con dos dedos de frente (y 4 de crucifijo)

Me has pedido que te escriba y aquí estoy. En fin, tendré que mirarme la complacencia…
Estaba conociendo a un estúpido que pasaba de mí. Quise demostrarme a mí misma que no dependía de él para ser feliz, pero me di cuenta que tampoco soy tan autosuficiente como para conseguir mi felicidad sola. Me registré en varias webs para encontrar pareja.
No puse demasiada información sobre mí, ni fotos especialmente llamativas. Más que buscar, yo necesitaba dejarme encontrar.

Fecha: 29 Mayo 2010 - 16:15
Asunto: Aries peculiar.

Hola, he decidido contactar contigo casi casi por el comentario de Phoebe. Friends es una serie que siempre me ha quitado las penas y Phoebe es el personaje más característico sin lugar a dudas lo cual me gusta especialmente.


Las experiencias agridulces en el amor son de lo más habitual y siempre corres el mismo riesgo. Obviamente no puedo garantizar nada salvo mi buena intención, la sinceridad que demandas y las ganas de hacer las cosas lo mejor posible para que una relación salga bien. La parte del atractivo no la tengo que valorar yo y me parecería muy frívolo ceñirnos sólo a eso así que bueno, espero estemos en contacto.

Un fuerte abrazo.


Y esa es la primera noticia que tengo de tu existencia. Me llama la atención el asunto del mensaje y del contenido me resulta agradable comprobar que no has contactado conmigo mediante un “flechazo” por haber visto mi foto, sino que has leído mi perfil. Visito el tuyo:
“Es evidente que todos estamos dotados de unos defectos y virtudes pero dada su relatividad no seré yo quien hable de los mios dejaré que sean los demás quienes valoren.

Valoro sin embargo en los demás la valentía de la sinceridad, la humildad, el sacrificio y el amor propio (que no el ego desmesurado).

No me gusta parecerme a los demás sino ser yo mismo y distinguirme por ello. No me gusta el egoismo, las personas estereotipadas, la hipocresía ni la incoherencia. No soporto las personas que dicen no poder sin haberlo intentado ni las que dicen querer algo sin esforzarse por ello.

Disfruto con una buena y enriquecedora conversación y espero encontrar alguien que me complemente.”


Me resultas pedante, pero al menos eres inteligente. No respondo al mail, pero visito tu perfil y completo tu test de afinidad, por cortesía.
Fecha: 29 Mayo 2010 - 17:31
Asunto: Respuesta de tu meeticTest
¿Te importa que tu pareja salga a menudo con otras personas? Sí
¿Te gustan los desafíos? Sí
¿Crees que se puede tener sólo amistad con una persona del sexo opuesto? Sí
Por amor, serías capaz de terminar una amistad? No
Tener una casa es un objetivo prioritario para ti? Sí
¿Para ti, es más importante tu familia (sí) o tu carrera profesional (no)? No
¿Para ti, la rutina supone el fin del amor? No
Si no te llamo al menos una vez al día te sientes abandonado/a? Sí
Prefieres tener remordimientos (sí) o pedir excusas (no)? No
¿Tienes que tener tú siempre la última palabra? Sí
En una discusión de pareja ¿eludes discutir y esperas a que todo se calme (sí) o por el contrario discutes para solucionar las cosas (no)? No
¿Serías capaz de seguir a la persona a la que quieres hasta el fin del mundo si fuese necesario? Sí
¿Antepones el trabajo a la familia? Sí
Vivir juntos cuando hay amor ¿es una obligación? No
Para que una relación dure ¿es necesario vivir juntos? No
Para ti ¿el tener éxito social significa tener éxito en la vida? No
Prefieres una pareja joven (sí) o madura (no)? Sí
Estarías dispuesto/a a todo por amor? Sí
Una noche redonda para ti ¿qué es, quedarte en casa con tu pareja (sí) o ir a la discoteca (no)? Sí
¿Te imaginas la vida sin niños? No


Fecha: 30 Mayo 2010 - 04:03
Asunto: Re: Respuesta de tu meeticTest

Hola, veo que has completado el test de afinidad y... bueno, los resultados no son los mejores para mi. De hecho, fallan algunas que considero importantes pero ha pasado algo extraño... se me ha generado cierta curiosidad por saber algo más de esas respuestas que no coinciden.

Si quieres podemos estar en contacto y hablar un poco de todo por ver qué hay realmente en común.

Un fuerte abrazo.

Vuelvo a visitar el perfil. Uf, eres católico. Vuelvo a dejar el mail sin respuesta.
Es sábado por la noche pero no tengo ganas de salir de fiesta. Mis padres están de viaje y mi hermana está en casa de su novio. Me he tragado Eurovisión y medio litro de helado.
Me aburro y abro Meetic a las 2:00 de la madrugada. Coincidimos en el chat. Visito tu perfil para ver con quién hablo, no me llamas la atención. Revisando mi correo… ¡anda, si este chico me ha mandado mails! Empezamos a hablar de cualquier cosa y te cuento mis infidelidades, no me importa lo que puedas pensar porque no despiertas mi interés. Te asqueo y buscas pretextos para una despedida. Me da rabia que me etiquetes por haber sido infiel según tus prejuicios y te doy la “buena y enriquecedora conversación” que buscas: ser infiel no es ser gilipollas. Este cretino se va a comer sus palabritas elevadas. Mantengo el nivel, estoy segura que soy mucho más interesante que cualquier mujer fiel que conozcas. Nos damos el msn y cierro Meetic. Se ha hecho de día y seguimos hablando fluidamente, no hay silencios incómodos ni diálogos absurdos. Son las 11:45 h, hemos estado hablando ininterrumpidamente durante 9 horas. Estoy atónita. Me despierto, saludas y seguimos hablando. Al día siguiente se repite. Estás empezando a atraerme: Eres inteligente, tienes sentido del humor y un puntito profundo que me atrae como una luz. Tienes una seguridad en ti mismo pasmosa. Me envías una foto, te digo que eres agradable de ver. Mientras estás en el trabajo, te mando un par de mails con fotos mías. Me propones una cita el viernes y me seduce mucho la idea. Pasan los días y muchas más horas de conversación, me siento cómoda.
Se acerca el gran día. Estoy nerviosa y ansiosa. Tengo esa sensación agridulce de no saber si quieres que algo se haga realidad o se quede en fantasía.

Hasta aquí hemos llegado

Bueno, hoy ya ha sido lo último. En parte, se han aclarado muchas cosas y en parte me has creado nuevas dudas. Estabas en el Messenger ya un rato y no decías nada, así que te he saludado. Me llamas guapa porque te has fijado en mi foto nueva, lo cual se agradece. Vuelvo a quejarme de que no muestras interés en quedar y tú vuelves a explicarme que tienes exámenes. Me dices que me vas a dejar en paz hasta que termines y ya me llamarás. Te pregunto si tengo que esperarte y respondes que lo más razonable es que no, porque tú no lo harías. Que te estoy rayando con mis rayadas, que te parezco una chica fantástica pero que necesitas tu espacio y no puedes hacerme feliz. Vaya, lo que viene siendo darme calabazas con delicadeza. Lo capto y me despido.


Paranoica dice:

n fin, gracias x el tiempo dedicado, m lo he pasado bien
y lo siento x agobiarte cn tonterias sin motivo

PPN dice:

no te arrepientas de nada
todo estuvo genial
es mas
nos veremos
todo da muxas vueltas

Otra vez lo has vuelto a hacer. Ya no sé si me das calabazas para que te deje en paz un tiempo y realmente piensas llamarme; o por el contrario ya querías dejarme y te daba lástima pero has aprovechado mi retirada para hacerlo.
Todo se verá el mes que viene. Hasta entonces… espero.

Te encanta marearme

Domingo por la tarde, vuelvo de mi pueblo escuchando tu CD. Llego a casa y enciendo el ordenador. Para mi sorpresa, me saludas. Y hablas! Espera, no entiendo qué haces ahora. Me estás diciendo que has pasado el fin de semana sólo, que no sales con nadie, que tienes que estudiar. Y ahora me chantajeas emocionalmente diciendo que si no me acuerdo de ti. Definitivamente no te entiendo. ¿Qué narices quieres de mí?
Me había propuesto ignorarte, pero como tú esta tarde has tirado del hilo, voy a tensarlo yo. Te digo si quieres quedar el miércoles. Trabajas por la tarde y dices que es imposible. Dices que te encantaría y me llamas cosas como “conejita”, “Nuria”… que serás mío a partir del 15 de Mayo. No creo que yo pueda esperar tanto.
Son las 6 y me has zumbado. Vale que tengas poca conversación, pero ¿ya no me merezco ni un miserable “hola”?. Acabas de decirme que esta semana imposible verme por las tardes. Sin embargo, hoy también trabajabas por la tarde y a las 5 habías terminado. No quiero pensar…
Terminas de merendar, te piras diciéndome que cuando me pilles me harás polvo. Te digo que no soy un cacho de carne, que no me digas esas cosas. Tu respuesta: vale, pues no te digo nada.
Después de cenar me saludas otra vez. Hablas un poco de que estás yendo al gimnasio, preguntas si mi hermana está bien, dejas caer algo del Gel estimulador del Orgasmo. Vuelves a llamarme “amor”, me intentas rayar preguntándome cosas que ya sabes otra vez. Te pido que no lo hagas porque yo sola ya me rayo bastante, me dices que soy “tu pequeña cabecita loca”, me pides que te ponga la cam. No quiero, pero te la acabo poniendo. Te digo que el 90% del tiempo que hablo contigo me da la sensación de que te estoy molestando o agobiando; y tú respondes que no es así, que no me raye. Dices dos frases más y te largas.
Ya no sé qué hacer para captar de alguna forma tu atención. Obviamente nada me funciona. Nunca me dices nada, no sé si porque no te apetece, porque prefieres hacer otras cosas o simplemente porque tienes tan pocas luces que no eres capaz ni de hablar como una persona normal. O tal vez porque la Paranoicaempernida que te interesa no es la que habla. Ninguna de esas cosas es buena. Y sin embargo aquí estoy perdiendo el tiempo por ti. ¿Seré gilipollas?

Empezando a vivir sin ti

Y lo ha sido. He ido al cine con mi ex y unos amigos, la peli no era muy buena pero me he entretenido. Después C me ha llamado y hemos ido a "discotecademoda". He dado mil vueltas porque no sabía llegar, hemos entrado a "puebloPPN". Yo sólo quería olvidarte y acabo en la puerta de tu casa, qué frustración. Al final hemos llegado, he bebido todo lo rápido que he podido y he empezado a hacer amigos. Estaba todo el rato pensando que si la discoteca está tan cerca de "puebloPPN" probablemente algún amigo tuyo podría verme y eso acabaría de estropearlo todo… olvidar no es que se me dé muy bien. Después hemos ido a la "discotecacutre" otra vez y en una de las ausencias de mi amiga he conocido a alguien. Parece buen chico. Le he dado mi teléfono, es hora de pasar página contigo. Estado en Tuenti: Me ahoga tu aliento inmerso en el placer que tú me das. Es otra canción que he buscado en Google. Ya no creo que vaya por mí.
El sábado es día "discotecacutre", ya lo sabes. Bebí mucho. Me encontré con V y el resto de mi “familia”, lo he pasado genial con ellos. Se ríen conmigo y entienden mi personalidad, esa que tus amigos malinterpretaron. Si yo te importase, la relación que tengo con ellos no te gustaría. Es una especie de venganza subconsciente porque pasas de mí. Pero ¿por qué estoy pensando en ti otra vez? No puedo entenderlo: he salido de fiesta con unos tíos geniales, me lo he pasado como hace mucho tiempo no lo pasaba y tú sigues en mi cabeza. Vete. Salte. Lárgate de mi cerebro!

Comienza la tortura mental

Acabo de comer. Sé que vas a estar en internet a eso de las tres. Te veo conectado, no me saludas. Esta vez voy a resistir. 5… 4… 3… 2… 1… Abres una conversación. Me preguntas qué tal el viaje y me cuentas que estás cabreado porque has suspendido un examen. Te marchas y no me das tiempo de despedirme. Estado Tuenti: Me cago en la puta de oros.
Son las seis y estás merendando. Te saludo, intento ser amable y cariñosa. Me cuentas que has ido al gimnasio y estás más tranquilo. Te marchas a estudiar, no insisto porque sé que no es tu mejor día. En fin, espero que estés más sociable esta noche.
Pues no. Hoy estabas muy ocupado, hablando con otra gente según dices. Eso significa dos cosas: o intentas hacerte el interesante o cualquier otra persona te interesa más que yo. Ninguna de las dos opciones es válida para mí. Me he enfadado y he decidido hacerte desaparecer. Te he borrado de mi Messenger y mi móvil (otra vez) y esta noche he quedado con un cualquiera en "discotecacercadecasa" para olvidarte.
Finalmente ese cualquiera no se ha dignado a presentarse, cosa de la que en parte me alegro porque así no he hecho ninguna tontería. Estoy despechada. Ni si quiera sé si tengo derecho, pero lo estoy. Escribo esto borracha, a las seis de la mañana después de una noche de autoestima frustrada. Nadie, y digo NADIE se ha dignado a decirme hola esta noche. ¿Tan despreciable soy? Joder, me considero bastante atractiva. Ni si quiera algún feo desgraciado se me acerca. En fin, acabo de coger un taxi y estoy en la cama. Me siento gilipollas, me has arrebatado el último esbozo de dignidad que me quedaba.
Me frustra esto. Yo no debería estar pensando en ti, ni en tus ojos, ni en tu forma de reír. Debería ser fuerte, asumir la realidad, pensar que eres un capullo que realmente no quería nada conmigo y seguir mi camino. Estoy comiendo rosquilletas y veo vídeos en Youtube. Esto es aún peor que llorar, joder... Mañana será otro día.

Intentando desconectar

Me estaba obsesionando mucho. Necesitaba desconectar. Llamé a L y me dijo que esa semana había un concierto de Fito en Ibiza y quedaban entradas. Compré el billete sin pensármelo.
El día anterior a mi vuelo quedamos para pasar la tarde juntos. Quería hablar contigo. Pedí disculpas otra vez por mis metidas de pata. Me dijiste que habías hablado muy bien de mí a tus amigos y te había decepcionado. Me sentí mal. Quería conocerte, quería saber más de ti. Otra vez tuvimos sexo. Otra vez me iba feliz, pero sintiéndome utilizada. Llega tu sms: “¡Ostras qué rápida! Yo también me lo he pasado genial, eres un encanto. No sé si me conecto porque han empezado los hombres de Paco. Un beso guapa, buenas noches.”
Música para mis oídos. Música envenenada. Es el mismo sms que el primer día que nos conocimos. ¿Qué pasa, es una plantilla estándar? Habrá sido casualidad…
He cogido el vuelo hace un rato y estoy decidida a no decirte nada, a ver si me echas de menos. Llego a Ibiza, me esperan L y B, vamos a tomar algo. Me llega un sms: “El viaje que tal? Has llegado ya no? Besos”. Aparece una sonrisa en mi cara y doy tres saltitos de alegría. Esa misma noche te llamo y estás 35 minutos al teléfono conmigo (aunque no me cuentas nada). Tu estado en Tuenti dice: El palo está por llegar. No puedo evitar pensar que lo dices porque realmente te importo y piensas que me liaré con otro en Ibiza.
Mis días de vacaciones han sido maravillosos, necesitaba estar con mis amigas. He salido de fiesta, he visto tíos que se merecen un monumento y muchos de ellos me han saludado. Me da rabia, porque aunque nunca lo admitiré soy perfectamente consciente de que cuando estaba en el baño te he mandado un sms diciéndote que estaba pensando en ti.
Al día siguiente entro a Tuenti para cotillear tu fin de semana. Has salido a la "discotecacutre". Sé que allí sólo se va de caza. Fotos con muchas mujeres. Calma, recuerda que no eres una chica celosa. Recuerda que no eres su novia. Piensa que tú también has hecho lo mismo. Tu estado: que siempre llego a la deshora que me marca el corazón. Busco en internet, es una canción. ¿Irá por mí?
Me doy asco. Para mí eres un misterio enorme. Intento hacer las cosas simples, ponerte las decisiones en bandeja. Si quieres sexo, lo vas a tener. Eres un chico atractivo y extrovertido, no te deben faltar aspirantes y así lo manifiestas. Yo misma me he ofrecido, pero no quiero ser tratada como una princesa si soy sólo una zorra más. A mí puedes hacerme mucho daño. Solamente te pido que no juegues conmigo.

Días posteriores al DÍA X

Tic, tac, tic, tac, tic, tac…
Hablé con mis amigas y como era de esperar, lejos de resolver mis dudas sólo introdujeron más sombras en mi cabeza. No te obsesiones, es un capullo. No merece la pena. Pasa de él. Puedes hacer lo mismo con cualquiera.
No quería. Sabía que no tenía que hacerlo, pero te llamé esa noche. Te solté un rollo increíble y tú me dijiste exactamente lo que necesitaba escuchar. No quise ver más allá.
Volvimos a quedar la semana siguiente. Fuimos a jugar al billar, todo salió al revés. Estaba tu tío. Me diste una paliza increíble y yo hice un ridículo espantoso. En seguida me llevaste a casa.
Nos volvimos a ver unos días más tarde. Otra vez tuvimos sexo. Yo sabía que la estaba cagando, pero me lo paso tan bien contigo…
Aquél sábado yo iba de fiesta con mis amigas. Te dije que iríamos a la "discotecacutre". Me dijiste que bebiera y lo hice. Pensé que no vendrías, pero me llamaste y nos encontramos en el parking. Qué desastre. Me dejaste sola con tu amigo. Pensé que ya no te gustaba, que me dejabas con él como si yo fuera una especie de juguetito que os podéis prestar de unos a otros. Cuando llegó el resto del grupo su actitud no ayudó demasiado. Me sentí como una golfa y pensé que si eso era lo que se esperaba de mí, no iba a ser idiota y quedarme de brazos cruzados viendo cómo me tomabais el pelo. Flirteé, coqueteé y traté de coger la sartén por el mango. Salimos al coche y estuvimos solos un rato. Entonces te fuiste, no quisiste quedarte conmigo. No podía entender por qué si 20 minutos antes era un trofeo sexual, de repente te marchabas sin acabar la faena.
Al día siguiente hablamos por Messenger. Yo estaba muy enfadada y te solté otro discurso fuera de lugar. A ti también te pasaba algo. Finalmente me contaste que tus amigos te habían dicho que yo había intentado tener algo con ellos. Yo estaba alucinando. Menuda panda de flipados. Recordé que tenía el móvil de uno de ellos y mandé un sms para pedir disculpas. Yo sabía que no iba con la intención de liarme con ninguno, pero reconozco que se me puede malinterpretar. No era la primera vez que me pasaba eso.
Intenté quedar contigo para disculparme en persona. “No te agobies, que ya está todo aclarado. No te lo tomes mal guapa. Estoy almorzando con mi padre. Un besito”.