jueves, 14 de abril de 2011

Agotando mi soltería



El 31 de diciembre siempre es un día especial. Parece que el hecho arrancar la última página del calendario y ver pasar el año nos hace reflexionar acerca de todo lo que hemos vivido esos doce meses. Hay personas a las que el efecto nochevieja les dura semanas y hay otras a quienes les dura menos de lo que tardan en tragar las uvas, pero todos nos volvemos algo introspectivos, aunque sólo sea durante un instante.


Ese instante en el que se te enciende la bombilla puede darle un giro radical a tu vida. Y si vas algo alcoholizado (cosa que en fin de año es más que habitual), la catarsis es inminente.


Mi última nochevieja la celebré junto a Pasteloso y mis hamijas en Pueblopalmao. Nunca os he hablado del pueblucho de mis ancestros ¿verdad? ya linkaré una entrada más desctiptiva, pero de momento sólo viene al caso decir que allí se montan unos guateques, reminiscencia de cuando la ruta del bakalao pasaba por allí, en las que todo el mundo acaba por olvidar nimiedades como el propio nombre, el sentido de la verticalidad y el estado civil.

Yo había trabajado en turno de tarde ese día en el Valle de los Reyes, por lo que llegué a la cena de fin de año con el vestido rojo que había preparado para la ocasión cuando la mesa ya iba por el segundo plato. Antes del postre me escapé al lavabo a maquillarme y arreglarme un poco el pelo. Con la recién estrenada ley anti-tabaco, todas las mujeres del local estaban fumando hacinadas dentro del baño y al salir entre la nube de humo después de la sesión de chapa y pintura, parecía estar cumpliendo mi sueño infantil de participar en Lluvia de estrellas. Lista para enfrentarme a la noche.


Tras la cena, las copas, las uvas con atragantamiento incluído y el brindis de rigor, pasamos del restaurante al local donde los quintos del pueblo organizaban la discomóvil. Este año, Primohulk forma parte de la comisión de fiestas y mi hermana es su acompañante. Dos personas enchufadas detrás de la barra sirviéndome alcohol de forma gratuita el último día del año, únicamente pueden traer una consecuencia: Pasteloso y yo considerablemente etilizados. Como nuestra relación apenas era un pequeño brote de 5 meses, a pesar de estar muriendo por atarme a su piel y comérmelo a besos, mi cerebro expuesto a un avanzado estado de alcoholemia sufre unos arranques de independencia y seguridad en sí mismo durante los cuales me convierto en una especie de sexy-diva reina de la pista. Esa es la imagen de mí misma que mi cabeza se crea, pero en alguna ocasión han tenido la mala sangre de grabarme en vídeo en semejante estado y puedo decir que soy más bien tirando a Travolta en sus horas bajas. Eso sí, saco un desparpajo de no sé donde que hace que me relacione con todo el mundo, con un carisma y un don de lenguas que ni en pentecostés. Lástima que luego no recuerde nada, porque tendría más amigos que Mark Zuckerberg. Aunque pensándolo bien es mejor así, porque tengo una gracia innata para robar copas a mis parejas de baile que no se me puede aguantar y si ellos lo recordasen igual no se tomarían muy bien la estafa...

Centrándome en el hilo de la historia, podéis imaginar que con una Paranoica bailando por toda la sala con cualquiera que le ofrezca alcohol, Pasteloso tuvo a bien hacerse amigo del Dj y pasar la noche sobre el escenario jugueteando con los platos y dedicándose alguna canción de mi parte. Yo alzaba la vista para buscar su silueta entre los focos, le sonreía con mi halo de autosuficiencia confirmando la dedicatoria y seguía a lo mío, que era robar cubatas.

Llegó el momento crítico en que los pies empezaron a resentirse del taconazo y los bailes, así que fui a buscar a mi churri para que me aguantase un ratillo. Subí las escaleras del escenario, me dirigí hacia la silla donde estaba sentado y cuando iba a plantarle el mejor de mis besos, me traicionó el equilibrio y caí de rodillas a sus pies, en plan Cenicienta fregando los zócalos, pero borracha. Para arreglarlo no se me ocurre otra cosa que el siguiente diálogo de besugos:

- (voz etilizada on) Do me he caído... me he adodiyado. ¿Quiedes casadte codmigo?
- Claro que sí, anda levántate.
- ¿De lo eztás bazando bien?
- Sí, tonta.

Me recoge del suelo, me da un abrazo.
Me da un beso híper dulce.
Me cede la silla.
Hinca una rodilla en el suelo.
Materializa una alianza que saca de no sé dónde.
Me la pone en el dedo anular de la mano izquierda.

- Paranoica... ¿Quieres casarte conmigo?
- ... ¿Lo eztás diciendo en zedio?
- Sí.
- ¡Pues clado! (rompí a llorar)

En ese momento pasaron dos de mis hamijas por el escenario y nos pillaron, a él rodilla en tierra y a mí con los ojos inundados.

- ¿Te ha pedido que os caséis?

Yo no podía articular palabra del sofoco, así que como confirmación de la noticia me limité a seguir sollozando y enseñar el anillo...

- ¡Qué ilusióoon! ¡Me voy a comprar un vestido chulísimo!
- ¡Despedida de soltera a Ibizaaaa! ¡Nos vamos de despedida!

Así son mis hamijas, pensando en mi felicidad por encima de todo. La novia del Dj fue corriendo a cabina para anunciar el compromiso por los altavoces, mandando al carajo cualquier esbozo de intimidad que pudiera quedar. Arrinconaron al pobre Pasteloso para acribillarlo a preguntas y yo aproveché la confusión para acercarme al Dj y pedirle esta canción que tenía preparada como pequeña sorpresa de fin de año para Pasteloso, pero claro, sin esperar que él me sorprendería mucho más a mí. Me quedé corta, pero conseguí hacerle saltar un par de lágrimas, que sabiendo cómo es de duro, para mí es más que suficiente.

Pasé un par de días en estado de shock asumiendo la noticia porque no me lo acababa de creer. ¿Que me caso? ¿yo? pero si hace seis meses estaba llorando debajo del edredón, escondida del mundo y maldiciendo al sexo masculino por el simple hecho de existir... pero si nadie me soporta... pero si soy un desastre... pero si iba borracha... pero seguro que lo decía de broma... seguro que ahora me hago a la idea y luego se arrepiente, se echa atrás y otra vez vuelvo a la agonía suicida...

Pero no.

Así que el próximo 14 de Abril pasaré por el altar, o por por el juzgado, o por donde sea que pasamos quienes celebramos bodas civiles.

En cualquier caso, sin duda estoy pasando por la mejor época de mi vida y estoy encantada de compartirla con él. Todavía no me acabo de creer que sea real.

Me quedan 12 meses de soltería.

Daisypath Wedding tickers

... y descontando.

9 comentarios:

  1. :)

    me encanta la historia, que lo sepas...

    Ahora me toca decirte lo que toca: disfruta del año de soltería, guapa!

    y enhorabuena!

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  2. Eres genial! Y la historia me tuvo francamente enganchada hasta el final. Felicidades y a ser muy feliz!!!

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  3. ay que lindo!! felicidades! si ves... el trece es un numero hermoso... aunque eso hayas dicho del primero... y del segundo...

    serás feliz... :) pero no dejes de ser paranoica!

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  4. Juzgado, guapetona, y olvídate de la cursilada esa de "puedes besar a la novia" porque el juez no la dice.

    ¡Enhorabuena!

    (¿No te han dicho que las casadas dan mucho morbo? Vas a subir de categoría)

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  5. Madre mía, ¡¡¡Enhorabuena!!! Y me parece una historia chulísima, que lo sepas.

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  6. CAOS: Espero disfrutar del año de soltería y seguir disfrutando mucho más los años de casada, que es lo difícil (dicen).

    Malena: Gracias! La verdad me ha quedado bastante larga pero no sabía cómo contarla... no quiero olvidarme de nada!

    Wendy: El trece es ideal! seguiré publicando, por supuesto! pero no sé por qué, es cierto que me resulta mucho más difícil publicar cuando estoy contenta. Estar triste y enfadada me inspira más, por desgracia.

    José Antonio: Lo del juzgado lo tenemos claro, es una condición sine qua non, a Pasteloso no lo metemos en una iglesia ni muerto... respecto a lo del morbo, lo único que me han dicho es que las DIVORCIADAS treintañeras cortan mucho el morbo.

    Doctora Anchoa: Muchas gracias! Al menos alguien me felicita y no piensa en vestidos y despedidas de soltera... La historia es como de película española, en plan humor extraño... pero es mi historia y me encanta.

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  7. A veces las cosas más increíbles ocurren.

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  8. El matrimonio es la tumba donde enterramos el amor (NInon de Lenclos)

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  9. ohhhhh felicidades!!! nosotros hemos hablado de boda tal y cual, pero aún no me lo ha pedido formalmente jejejeje cuando esto suceda, también lo escribiré en el blog!!

    Felicidades, me ha encantado como escribes, volveré!!

    Besos

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