lunes, 8 de noviembre de 2010

Tal día como hoy...


...hace 7 años perdí la virginidad.

Lo recuerdo como un momento hermoso, lleno de amor y cariño, aunque también de muchos miedos o mejor dicho, inseguridades.

Me faltaban unos pocos días para cumplir 16 años y tenía un novio (o como queráis llamar al primer amor de adolescencia) que compartía su vida conmigo desde hacía once meses. Tuve la suerte de dar con una persona maravillosa que me quería por encima de todas las cosas y durante algo más de tres años lo seguimos compartiendo todo. Compartir todo a esa edad, al menos en mi época, significa que fue mi primer amor, mi primer beso, mi primer noviazgo y por supuesto mi primera vez.

Como hoy, era un día de otoño. Mis padres habían salido a pasar fuera el fin de semana, aprovechando el inicio de la temporada de esquí. Yo decidí quedarme en casa, porque tenía que estudiar. Qué inocencia.

Mi chico, F, vino a casa sin saber que nos esperaba un día inolvidable. Después de ocho meses descubriendo nuestros cuerpos con caricias y mil besos, aquel día surgió la ocasión.

Si he de ser completamente sincera, dolió. Fue un dolor seco y rasgante, pero nada que no se pudiera soportar. Pocas veces he sido tratada con tantísimo cariño y delicadeza, pero a pesar de ello tuvimos que posponer el momento en varias ocasiones.
Sería la primera de muchas primeras veces, ya que aunque entonces no lo sabía, F calzaba unos cuantos números más que la media y eso dificultaba la tarea. Nos amábamos por encima de todas las cosas, con esa ilusión ciega que tiene el amor adolescente, y en aquel momento lo único que deseábamos era estar juntos y darnos lo mejor el uno al otro. El objetivo no era tener un orgasmo, no había ninguna prisa. Solamente hicimos el amor, ni más ni menos. Sin duda, tengo que reconocer que fue uno de los momentos más especiales de mi vida y me alegro infinitamente de haberlo compartido con él.

Gran parte de la culpa de tan grato recuerdo la tiene mi formación.
Desde antes de cumplir los doce añitos había acumulado un montón de información que devoraba de libros y programas de radio, que era lo que en aquél entonces podía tener a mano una niña de mi edad sin escandalizar demasiado. Físicamente estamos preparados y tenemos necesidades sexuales desde mucho antes de estar preparados intelectual y psicológicamente. En el colegio nos dan alguna información, pero cualquiera que haya compartido una conversación abierta con un ser humano pubescente sabrá que es bastante más que insuficiente para satisfacer su curiosidad y desde luego, muy deficiente para cubrir sus inseguridades. En una sociedad tan hipersexualizada como la que vivimos, en la que todo se vende con y para el sexo, me parece una consecuencia bastante lógica que todo el rebaño de adolescentes ignorantes acabe viviendo su sexualidad de una forma incorrecta, o al menos poco deseable.

Para mí, es triste que una persona viva su primera vez borracha en la cabina de un váter de discoteca.
Es triste que la única consecuencia indeseable de esa actitud que se pretende evitar sea el embarazo. Es triste que se opte por la píldora del día después como anticonceptivo habitual, sin tener ni la más remota idea de qué es ni cómo funciona y mucho menos de las consecuencias indeseables de su uso. Es triste que la tasa de abortos vaya incrementando cada año que pasa, no solamente en crías y jóvenes sino en mujeres adultas que no llevan una vida sexual responsable. Es triste que el rango de edad con mayor numero de abortos sea en mujeres adultas, pero más triste es que las menores sean madres sin haberlo planificado.

Datos como este, para mí, son tristes.

Consecuencias como esta, son más tristes. Sólo en un año, más de un millón de nuevos infectados. Teniendo en cuenta que enfermedades como el herpes genital y los condilomas son incurables, imaginad cómo crecen las probabilidades de infección. Exponencialmente.

Impresiona, ¿verdad?

Pero lo más triste de todo es la ignorancia.


Es triste que los jóvenes que quieren aprender sobre algo tan básico como es su salud sexual, realmente no tengan una vía oficial y suficiente de donde hacerlo y acaben creyendo leyendas urbanas o alimentando su desconocimiento con rumores y desinformación de internet.

Respecto a F, lo hermoso es que también yo fui su primer todo, por lo que éramos compañeros de viaje en todas aquellas experiencias. Es una persona maravillosa con la que, a día de hoy, sigo manteniendo la confianza y una grandísima amistad labrada a base de buenos y malos momentos. Es de las pocas personas que sé que están ahí cuando las necesito.

Feliz virgocumple, F.

Me ha quedado un post larguísimo...


7 comentarios:

  1. Pues felicidades. Nuestra primera vez juntos fue hace 20 años justicos, allá por el año 90. Lo curioso es que estuvimos saliendo casi dos años sin sexo de por medio y sin hacernos preguntas sobre la vida privada de cada uno cuando no nos veíamos: fue una relación rarísima pero el caso es que al final cuajó.

    ¡Leches, si no lo hemos festejado! A ver si esta semana nos pilla una noche sin agobios ni excesivo cansancio y nos damos un homenaje.

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  2. Gracias Jose Antonio, a ver si con mi actual aguanto tus veinte años... y sino, al menos que seamos capaces de mantener la amistad que tengo con F.

    A festejar hombre, que 20 añazos no se cumplen todos los días, como mucho podrás celebrarlos 3 veces más...

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  3. Me ha gustado esta entrada :)

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  4. La falta de desinformación e ignorancia sobre el tema, la falta de educación y también porque no la poca madurez. Las cifras son alarmantes.
    La primera vez... bueno, de todo se aprende.

    Saludos!

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  5. Muy acertado tu post, un saludo y felicidades por tan importante cumpleaños.

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  6. Pues sí, una pena las nuevas generaciones. Con toda la información de la que disponen (a mí me daba clases de formación sexual...¡una monja de mi colegio!). No se dan cuenta de lo que se están jugando. Yo soy de la generación de los 80, crecí de niña viendo el miedo al SIDA en las películas y en las noticias. Ahora que es casi una enfermedad crónica, se están despistando otra vez...

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  7. Qué bonito. Dentro de una semana, hará 6 años que la perdí yo. También fue con mi primer amor de adolescencia. Fuimos nuestro primer todo, y también nuestro todo durante 5 años, y aún lo recuerdo con una sonrisa y mantengo una relación de cariño con él, aunque ya no estemos juntos. Tu entrada me ha hecho recordarlo y me ha parecido muy tierna. No he podido evitar explicarte "mi vida", lo siento.

    Respecto a lo de la ignorancia, asusta mucho. Hace unos días (como estudio psicología) pasamos a nuestros compañeros de clase unos cuestionarios sobre el SIDA, y la mayoría de ellos no sabían ni la diferencia entre el VIH y el SIDA. Triste.

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