martes, 9 de noviembre de 2010

Cosas que no sé decirte a la cara


Te quiero, ojazos.

Eres el mejor regalo que me ha dado la vida y no pienso perderte por nada del mundo.


Tengo muchísimas ganas de vivir contigo, pero de verdad.

Quiero despertarme a tu lado y no hacer las maletas. Siento que mi hogar está junto a ti y hay algo en mi interior que me grita a pleno pulmón que no me estoy equivocando al apostar por lo nuestro, aunque sólo llevemos 4 meses "de mierda". Sé que es un tópico, pero es como si te conociera de siempre y llevase toda la vida esperando a que aparecieras... eres todo lo que busco en un hombre. Me encanta tu forma de ser, tu carácter, cómo me tratas, lo inteligente que eres, cómo me haces reír y cómo hacemos el amor. Juntos formamos una combinación perfecta de similitudes y diferencias, me complementas a la perfección con tu mala leche y ese rollo de ejecutivo malvado que te traes, aunque por dentro seas de algodón de azúcar. Me gusta que cuando estás conmigo dejes salir al niño que llevas dentro, porque confías en mí y no te importa mostrarte vulnerable aunque eso destroce tu personaje. Me encanta mirarte a los ojos y perderme entre tus pestañas. Tus besos me vuelven loca. Tienes esos labios esponjosos, húmedos y calentitos que bailan con los míos la coreografía más perfecta del universo cada vez que se juntan en un beso. Me fascina tu cuerpo. Tenerte entre mis brazos o refugiarme entre los tuyos me hace sentir completa. Dormirme respirando tu olor es la octava maravilla del mundo. Acariciarte se ha convertido para mí en una auténtica obsesión. Eres suave, firme y calentito. Descubrir nuevas curvas, huecos y recovecos cada vez que paso mis dedos por tu piel me produce una sensación indescriptible. Recorrer tu cuerpo con mis labios es un auténtico placer.

Sabes a cielo.


Me gusta verte bromear con mi padre, porque por algún extraño motivo siento que encajas y completas mi cuadro familiar. Aunque sea una soberana gilipollez, me gusta que me hables valenciano porque por algún motivo sé que el padre de mis hijos ha de hablarlo. Hasta tonterías como que llames "paticuelas" a las zapatillas de ir por casa me hacen sonreír. Incluso las pequeñas cosas que me sacan de quicio me fascinan, como tu paladar de gourmet, tu gusto por las cosas "buenas" (caras) y tu forma de criticarme las pocas veces que me dejas conducir. Incluso tus ronquidos se han convertido en el hilo musical de mis sueños. Me gusta cuidarte cuando estás malito (pero ojo, no te tomes esto muy a pecho que la última vez que te lo dije te tiraste enfermo un mes!) y me siento realmente útil cuando me dices que sólo por estar conmigo te encuentras mejor, aunque sea una mentirijilla.

Hoy me gustan hasta tus pies.

No sé cómo decirlo para que alcances a comprender que estoy jodidamente enamorada y sé que mi lugar es junto a ti. No sé cómo decirte que tengo ganas de gritarle un "SÍ, QUIERO" al mundo y ser tuya para siempre.

Vamos a ser muy felices, eso seguro. Estamos hechos para estar juntos.

Pero tienes que dejar de fumar.


Te amo vida mía. Que pases un buen día...

9 comentarios:

  1. ¡Qué bonito! ¡Y que manía con que todo el mundo deje de fumar! Que no es por vicio, hombre, que estamos enfermos...err... Bueno, ¿que lleváis cuatro meses? eso decía yo hace doce años. Se pasan volando...

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  2. ¡Que bonita declaración! Es muy bonito sentir toda esta combinacion de sentimientos tan.... preciosos e intensos!
    Mi pareja lo va dejando poco a poco, se le ve voluntad, eso si!
    Y el pobre sale a fumar a la terraza, en verano, en invierno. EN casa no lo soporto, ni yo ni los niños.
    Un abrazo y me alegro muchísimo de vuestra felicidad como pareja!

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  3. Dra Anchoa y Luna, gracias por la apreciación pero todas estas cosas me salen sólo cuando estoy sola y pienso en él... luego a la cara soy incapaz de decirle nada y el pobre se queja de mi frialdad.

    Mi chico ha intentado dejar de fumar, pero solamente ha conseguido reducir el consumo a unos 5 cigarros diarios. La última vez que intentó no fumar nada, a las 17 horas del último cigarro tenía hasta la cara desfigurada del mono y una mala leche que ni yo cuando estoy a dieta.

    Voy a formar un grupo de apoyo para los no-fumadores enamorados de sus ceniceros particulares, parece que no estamos sol@s.

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  4. COmprendo lo del fumeque: yo solía guardarle sitio una amiga de la uni que no podía llegar a la primera clase, una mujer genial y maravillosa, pero tenía el aliento más atroz de la escuela. Dejó de fumar y de un plumazo borró su principal defecto. Y no necesitó cursos, ni hipnosis, ni parches i tanganas: se dijo a sí misma SE ACABÓ y en efecto, se acabó.

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  5. Elena, no tiene hermanos... es el hijo único de una relación imposible.

    José Antonio, yo odio el tabaco con todas mis fuerzas y toda la vida he dicho que no entendía cómo mis amigas no fumadoras podían soportar a sus novios fumadores... y mira por donde ahora me toca a mí. Él ha intentado dejar de fumar "por cojones" pero el mono le puede. Le compré chicles de nicotina pero al parecer eso sabe a rayos. Sé de un medicamento que mis pacientes refieren que es mano de santo para dejar el hábito, pero se sale de mi economía.

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  6. Pues es una pena que no seas capaz de decirle todas esas cosas cara a cara. Te aseguro que poder expresar todo lo que sientes mirándole a los ojos, y ver como poco a poco se van poniendo vidriosos, no tiene precio.

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  7. Algunas cosas se las digo... pero ni de lejos me sale tan bonito, es una lástima.

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  8. "Sabes a cielo".... Qué cosa tan bonita, caray!!
    BeXo.

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