martes, 26 de octubre de 2010

Reflexiones sobre lo femenino


Nunca me he sentido especialmente femenina. Aclaremos que siempre me ha encantado ser mujer y pocas veces he renegado de mi sexualidad, mi cuerpo y mis atribuciones biológicas; pero no me considero un estandarte de lo que se atribuye como femenino en los roles sociales.

Tal vez tiene algo que ver con mis ganas de llevar la contraria y salirme de la norma, esa falsa rebeldía que tanto defiendo pero que soy demasiado cobarde para ejecutar. Las características femeninas como contraposición a lo masculino que hemos heredado de la cultura judeocristiana me parecen demasiado cursis y kitsch para representar a la mujer actual. No me siento delicada, familiar y discreta. Nunca he imaginado mi futuro como una esposa fiel o una madre abnegada. No me considero una chica inocente y sumisa, aunque es muy probable que sea ambas cosas mucho más de lo que me gusta reconocer.

Porque tampoco soy partidaria del contrapunto actual. La idea que se tiene de una mujer independiente y liberada es básicamente una fotocopia del rol masculino, con todos sus defectos y con las incongruencias que conlleva una mala imitación. Juzgamos a los hombres por tratarnos como objetos y ocultar su sensibilidad, pero hemos acabado copiando ridículamente esas actitudes que en ellos tanto odiamos. Una despedida de soltera con stripper hace 50 años era algo impensable y hoy en día es tan típico que parece que no lo estés haciendo bien si no sigues al rebaño de machas. Me parece tremendamente absurdo.

No hemos de elegir obligatoriamente entre ser femeninas o ser feministas. Sólo hemos de ser lo que queremos ser.

A mí me gusta ser mujer, con mis virtudes y mis defectos.

5 comentarios:

  1. No puedo dejar de estar de acuerdo con sus afirmaciones, aunque sabe Vd. tan bien como yo, señorita Paranoica, que la herencia de la cultura judeocristiana y sus efectos bien merecen ser compensados.

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  2. Dices que no te consideras: delicada (mido metro ochenta), familiar (veo a mis padres una vez por semana, y el 75% de los días al llegar a casa me doy cuenta de que otra vez vamos a cenar sándwich porque no hay otra cosa, ni ganas de hacerla) y discreta (si alguna vez estás a menos de cincuenta metros de mí, créeme, te darías cuenta). Creo que tampoco cumplo muy bien esos adjetivos. ¿Soy menos femenina por eso? Noooo. La femineidad actual es algo muy diferente a lo que era en la época de nuestras madres, afortunadamente. Y desde luego no tiene nada que ver con el feminismo. Al menos con el actual, que no defiende la igualdad de oportunidades de la mujer sino que se limita a machacar y avergonzar a los hombres.

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  3. Totalmente de acuerdo Dra. Seguiré indagando en lo femenino, aunque me cuesta mucho escribir algo decente porque me vienen demasiadas contradicciones a la cabeza... un saludo!

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  4. Genial tu blog, ¡me encanta! Me gusta tu manera de expresarte y de pensar. Comparto tu opinión en muchas cosas. Te sigo.
    Un abrazo!

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  5. Muchísimas gracias Luna. Voy a comer que mis tripas lo piden y te hago una visitilla.

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